Data de finales del siglo VI cuando Masona, obispo de la diócesis emeritense, elevó un hospital para enfermos y peregrinos que venían a adorar la tumba de la Mártir Eulalia.

Es probable que el edificio esté inspirado en el modelo Mediterráneo oriental, ya que algunos de los obispos de la diócesis eran de Grecia.

Los restos que aún se conservan muestran un edificio central, con una planta de forma rectangular rematado en ábside, el cual estaba rodeado por habitaciones cuyos muros muestran contrafuertes. Dos alas rectangulares cruzan de norte a sur, cada una de ellas divididas en tres naves. Una estructura de planta cuadrada se puede apreciar en el ángulo norte, que posiblemente era una torre o un campanil.

Los sólidos cimientos podrían mostrar un edificio de dos plantas.

Actualmente el recinto arqueológico ha sido adecuado a la vista pública mediante señalización y paneles orientativos.

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