En 1484 el Padre Arévalo, proclamado inquisidor de Guadalupe, el doctor Don Francisco Sánchez de la Frente y Don pedro Sánchez de la Calandra, siguiendo las órdenes de un tribunal,  decretó castigar la herejía de los conversos judaizantes jerónimos del Monasterio, además de los herejes profanos del municipio. Como castigo se quemaron 52 herejes, se condenó a 20 a cárcel perpetua y 200 fueron desterrados de la puebla. El día 3 de diciembre de 1485 los inquisidores abandonaron Guadalupe.

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